Un anciano japonés con una edad
setenta años, llevó un dibujo muy precioso, el cual era una herencia familiar
de muchas generaciones, pidiendo a un equipo de valoración para que un experto
evalúe, el anciano dijo que, su padre le había dicho que éste es un tesoro
pintado por un autor famoso, el cual vale unos millones de yenes. Él siempre ha
protegido el dibujo con suma cautela y prudencia, por motivo de no entender el
arte pidió a un experto para que lo evalúe. Salió el resultado, el experto cree
que es un dibujo falsificado, el cual no vale ni diez mil yenes. El dirigente
del programa le preguntó al anciano: “Seguro que estás muy triste…” El rostro
del anciano del campo se ve muy suave, sonriendo dijo: “¡Ah! Así también está
bien. Nadie va a robarlo, puedo colgarlo tranquilamente en la sala”.
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